«Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos.» Viktor E. Frankl
La inspiración y el cambio, tanto grandes como pequeños, son posibles, pero no si se espera que sucedan automáticamente, desde «arriba», o por arte de magia.
Si bien es comprensible ver la inspiración y el cambio desde esta perspectiva, y así esperar a que las cosas o los demás cambien. El problema que tengo con este punto de vista es que nos lleva a renunciar al poder que cada uno de nosotros tiene para inspirar y cambiar las cosas. En otras palabras, el poder real radica en nuestra capacidad para contribuir de manera significativa y ser de valor, más que valorados.
Considera, por ejemplo, esos momentos en los que los médicos nos dan consejos sobre cómo podemos mejorar nuestra salud. ¿Cuántos de nosotros aceptamos abiertamente los cambios en nuestro estilo de vida que nos dicen que hagamos? La mayoría de las veces no lo hacemos, es decir, hasta que nuestra salud se deteriora hasta el punto en que ya no tenemos otra opción que seguir las instrucciones de nuestro médico.
¿Es difícil de hacer? Absolutamente, no se trata de hacer lo que es fácil o popular, si no hacer lo correcto. Tenemos que estar listos para comprometernos a dedicar nuestros talentos, nuestros conocimientos y nuestro impulso para ayudarnos a nosotros mismos y a quienes nos rodean a ser mejores de lo que somos hoy siendo la mejor versión posible de nosotros mismos.
De hecho, cuando cambiamos nuestra perspectiva de una en la que pensamos que debemos esperar a que otros cambien, a una en la que nos vemos como el vehículo que puede producir el cambio que queremos ver, se vuelve más fácil para nosotros preocuparnos incluso más sobre por qué hacemos lo que hacemos y cómo lo hacemos. Al hacer este cambio de percepción consciente en cómo vemos y entendemos nuestra propia vida, terminamos aumentando nuestro propio compromiso de mejorar las cosas, de transformar nuestra realidad de lo que es a lo que podría ser.
Y de eso se trata todo, ¿no? Vivir una vida mejor, plena, con propósito y sentido…
Vivir una vida mejor puede parecer imposible para muchos, pero está al alcance de cualquiera. En muchas ocasiones no lo hacemos, simplemente por falta de conciencia, atención, formación, evaluación y comunicación adecuada, con nosotros mismos y con los demás. Siendo todos factores de nuestra propia responsabilidad y campo de actuación.
Si deseáis profundizar en este tema y aprender a cerrar la brecha de integridad o identidad y cambiar tu realidad de “lo que es a lo que podría ser”, te invito a pinchar e ir directo al grano.
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