«… si el que ve siente que ve, y el que oye que oye, el que anda que anda, y en los demás actos por semejante manera hay una facultad por la que somos conscientes de nuestros actos, de suerte que cuando percibimos, percibimos que percibimos, y cuando pensamos, que pensamos; si por el hecho que percibimos o pensamos sabemos que somos.” Aristóteles
Sin entrar a fondo en los orígenes de la frase de Descartes que representa un concepto fundamental del racionalismo occidental, o si realmente fue Aristóteles quien primero intentó definir la realidad a través del uso de la razón, es innegable que esta frase, “cogito ergo sum” trasciende más allá de su significado o interpretación literal.
A mi entender, podríamos emplear otras dos frases o citas que describen mejor el proceso de cómo llegamos a ser quienes somos, o mejor dicho, si realmente somos lo que pensamos y que a su vez, se pueden fusionar en una, combinando la filosofía occidental con la oriental. En relación con las siguientes citas, me gustaría destacar que, a pesar de su similitud, no son iguales. De ello considero imprescindible complementarlas y ampliarlas, especialmente en la actualidad, en estos tiempos del “todo vale”.
Por una parte, la frase de Mahatma Ghandi, “cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”, y por otra la de Lao Tse, “tus convicciones se convierten en tus sentimientos, que se convierten en tus palabras, que se convierten en tus actos, que se convierten en tus comportamientos, que se convierten en tus principios, y que se convierten en tu destino.”
Llegado a este punto, tan solo me queda por añadir que somos el resultado de nuestros actos, que a su vez son consecuencia de las elecciones y decisiones que tomamos, que a su vez tienen su origen en nuestro conocimiento y convicciones, que a su vez nacen de nuestra consciencia.
Así que en el fondo no somos más, ni menos, de aquello que somos conscientes.
Desarrollar e instalar hábitos saludables, físicos, mentales, emocionales y espirituales es una tarea muy sencilla.
Sin embargo, muchos de nosotros intentamos y fracasamos sin descanso. Esto no tiene por qué ser así. Los hábitos se pueden entrenar y desentrenar, y sí, puede ser muy gratificante. Lo único que tenemos que hacer es hacerlo, con conciencia, atención, formación, disciplina, responsabilidad, evaluación y comunicación adecuada, con nosotros mismos y con los demás. Siendo todos factores de nuestra propia responsabilidad y campo de actuación.
Tus resultados son consecuencia directa de tus acciones y estas, a su vez, tienen su origen en tus decisiones, las cuales están no solo condicionadas, si no determinadas por tu perspectiva que no es más que el reflejo de aquello que eres consciente.
Si deseáis profundizar en este tema y no eres de aquellas personas que todo o cualquier cosa les vale y quieres retomar las riendas de tus «pensamientos, emociones y acciones”, e instalar nuevos hábitos, o despedirte de alguno, te invito a pinchar e ir directo al grano.
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